La primavera tiene dos caras: mejora nuestro bienestar y estado de ánimo y, al mismo, tiempo, está asociada a patologías y molestias muy concretas. Te contamos qué factores pueden afectar a tu estado de salud en esta época.
La primavera es una época de apertura después del frío invierno. Florecen los árboles y podemos disfrutar de más horas de sol y tiempo al aire libre porque las temperaturas son más agradables. Esta sensación de bienestar, sin embargo, no es para todas las personas. Muchas han comenzado con las molestias de la alergia y otras, se sienten más débiles y desmotivadas. También aparecen las primeras manchitas por el sol en las pieles adultas.
Y es que no hay época del año que no tenga su encanto pero también su lado oscuro. Si ser graves, estas son algunas de las situaciones que la primavera puede traer a tu salud.
Alergias respiratorias
Los expertos en alergología ven que poco a poco van aumentando la incidencia de las alergias: un mayor número de personas con un sistema inmunitario sensible y en todas las épocas del año. Las alergias pueden ser alimenticias, de contacto o ambientales y los síntomas afectan a la piel, el sistema nervioso o la respiración. Son estos últimos síntomas los más frecuentes en primavera por una mayor presencia de polen en el ambiente.
Sin embargo, al igual que sucedió el año pasado, se podría pensar que las alergias respiratorias serán menos intensas este año. La contaminación provocada por la circulación desencadena los llamados alérgenos del estrés del polen, aquellos que más nos afectan. La reducción de la movilidad favorece a la naturaleza y seguramente, esta nos devolverá ese descanso que le estamos dando con una respuesta polínica menos agresiva.
Sin embargo, los efectos meteorológicos también han afectado a la polinización. Este invierno ha sido muy inestable con temperaturas negativas extremas -recordemos los efectos de Filomena- y días muy cálidos para la época del año. Esto favorece la polinización de plantas como las gramíneas salvajes pero es pronto para sacar conclusiones ya que las lluvias o las altas temperaturas, si son intensas, pueden aplacar el polen.
Al contrario de lo que se puede pensar, las mascarillas no son una gran protección frente al polen ya que está compuesto de sustancias tan pequeñas que pueden entrar por los ojos o por los huecos que deja la propia mascarilla alrededor de la nariz y la boca. En cualquier caso, una FFP2 siempre será más segura que una mascarilla quirúrgica, también apta por su tejido para filtrar el polen.
La alergia depende sobre todo de la zona en la que vivamos y la vegetación predominante así como de la sensibilidad específica de cada persona. El ciprés, las gramíneas y las gramíneas salvajes, los chopos…son algunas de las especies vegetales que afectan a las personas con alergia en primavera.
Esta es considerada una patología crónica que está relacionada con la hiperactivación de nuestro sistema inmunitario y su gran sensibilidad hacia ciertas sustancias. En Biosalud Day Hospital basamos nuestros tratamientos para la alergia en la estabilziación del sistema inmunitario.
La enfermedad de Lyme
El verano pasado publicamos un artículo “El verano de las garrapatas” . Las abundantes lluvias en España durante la primavera 2020 y el “descanso” que dimos a la naturaleza durante el confinamiento, propiciaron la proliferación de garrapatas y en numerosas localizaciones se hablaba de “plaga”. Pero la de la primavera pasada no debe considerarse como una situación excepcional: la presencia de garrapatas es constante y cada vez mayor en las zonas de pastos, en las hierbas altas o en zonas boscosas en toda Europa y una de las causas puede estar en el cambio climático.
Pero ¿por qué son peligrosas las garrapatas? Son uno de los primeros transmisores de enfermedades, entre ellas la enfermedad de Lyme, una patología muy grave si no se detecta a tiempo.
El Lyme es una enfermedad infecciosa provocada por la bacteria borrelia burgdorferi que transmiten las garrapatas al introducirse en la piel. En ocasiones, los síntomas no aparecen hasta semanas meses después y no se relacionan con la mordedura. Por eso es tan importante la prevención: utilizar ropa larga y clara cuando salimos al campo y revisar nuestra piel para detectar si hay alguna garrapata adherida.
Más horas de sol, buenas noticias para la Vitamina D
La Vitamina D se ha puesto “de moda” en los últimos meses porque se ha recomendado como parte del tratamiento para combatir el covid-19 o, al menos, para frenar sus síntomas de mayor gravedad. No es un asunto menor pero la importancia de la Vitamina D va mucho más allá y es un elemento que cuida nuestra salud a nivel general.
La vitamina D la produce nuestro cuerpo porque se sintetiza a través de las radiaciones solares y la podemos metabolizar a través de ciertos alimentos.
La función más conocida de la vitamina D es la absorción del calcio, mantiene la salud ósea y previene la osteoporosis. Pero hay más: se ha descubierto que unos niveles saludables de vitamina D reducen el riesgo de padecer cáncer de colon y el cáncer de mama así como el cáncer de próstata y de piel.
La vitamina D también tiene efectos sobre el sistema inmunitario ya que se considera que puede mejorar la inmunidad innata, inhibir los efectos de la autoinmunidad y mantener la respuesta inflamatoria del organismo a niveles normales.
La primavera, una montaña rusa para el estado de ánimo
Euforia y astenia, son los dos estados de ánimos opuestos a los que nos puede llevar la primavera. Un mayor número de horas de luz, más actividades al aire libre las temperaturas más suaves, pueden despertarnos y provocar una activación de de nuestro ánimo y energía en general.
Esta sensación positiva puede aparecer en las semanas de adaptación entre el invierno y la primavera, al igual que la astenia primaveral. El problema con esta última es que deriva en síntomas que nos impiden llevar una vida normal: alteraciones del sueño o tristeza, dolores musculares y cansancio intenso o pérdida de apetito. La astenia primaveral, sin embargo no es una enfermedad sino un proceso de adaptación que puede corregirse con ejercicio físico, una dieta saludable y suplementos alimenticios necesarios que debe prescribir un especialista.