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¿Qué tipo de cáncer es un linfoma?

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Una de las patologías más graves que pueden afectar a tu sistema inmunitario es el linfoma. En este tipo de cáncer se da una proliferación de linfocitos malignos y, aunque su detección puede ser temprana y localizada, también es fácil su extensión por el tejido linfático. La estimulación del sistema inmunitario o los tratamientos complementarios podrían ayudar a reforzar el sistema inmunitario y combatir esta patología.

El 15 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Linfoma, una fecha que pretende dar a conocer los síntomas de esta patología para permitir su detección precoz. El desconocimiento sobre esta enfermedad es grande y, desgraciadamente, son casos reales como el del actor Dani Rovira, los que dan protagonismo a este tipo de enfermedades.

Aunque hay diferentes tipos de linfomas, en general se caracterizan porque se originan en los ganglios y no son dolorosos. Estos datos, en cualquier caso, poco dicen de una enfermedad que tarda en ser diagnosticada, en torno al 62 por ciento de pacientes reciben un diagnóstico inicial erróneo.

Con un enfoque preventivo, en este artículo queremos contaros qué es el linfoma y cómo la medicina biológica puede ayudar al sistema inmunitario en un tratamiento complementario.

Qué es el linfoma

El linfoma es un cáncer que afecta a los linfocitos, células de tu sistema inmunitario encargadas de combatir las infecciones. Concretamente, los linfocitos B son aquellos que generan los anticuerpos, mientras que los linfocitos T los activan a la par que destruyen células extrañas y virus.

Los linfocitos se hallan en el tejido linfático, sistema conformado por conductos muy finos que se van ramificando por todo tu cuerpo. Por ello, los linfomas pueden aparecer por todo el organismo e dispersándose hacia otros tejidos y órganos.

No se saben las razones que fomentan la aparición de linfomas, excepto en los casos asociados a virus – como el virus Eipsten- Barr, el VIH o infecciones bacterianas.

Además de estas patologías consecuencia de una infección, existen otros factores de riesgo como la deficiencia en el sistema inmunitario, la exposición a la radiación o la edad. Aunque no hay estudios que establezcan la relación directa, sí que se relaciona este tipo de cáncer con sustancias químicas como ciertos medicamentos o los glifosatos. En este sentido, en Biosalud Análisis contamos con una prueba específica para detectar si el glifosato está afectando a nuestro organismo.

¿Cómo se detecta el linfoma?

Un linfoma es identificable cuando un ganglio linfático ha aumentado de forma clara su tamaño en tus axilas, ingles o cuello. Esta es la principal diferencia que los linfomas guardan con respecto a otro tipos de cáncer como el de mama o pulmón: estos, en su expansión, pueden acabar afectando a los ganglios linfáticos; en el caso de los linfomas, surgen directamente en ellos.

Lo normal es que dichos bultos o adenopatías no te resulten dolorosos. No obstante, pueden aparecer también en zonas de menor accesibilidad como el abdomen; al no darte cuenta de su presencia, su identificación y diagnóstico es más tardío, normalmente cuando aparecen otros síntomas relacionados que obligan a explorar esta opción.

Entre estos síntomas se encuentran la esplenomegalia (aumento del bazo), fiebres de más de 38 grados, profusa sudoración nocturna o pérdidas de peso notables en los últimos 6 meses.

Tipos de linfoma

Si bien existen muchos tipos de linfoma (se han identificado más de 60), lo habitual es clasificarlos en dos categorías según las células afectadas:

Linfoma Hodgkin: Aunque solo representa el 10 % de los linfomas, es el más presente entre jóvenes y adolescentes. No obstante, su media de curación es del 80 % con los tratamientos que se imparten en la actualidad.

Linfoma no Hodgkin: También llamado LNH. Según el ritmo de crecimiento se clasifica en 2 grupos:

– Linfoma agresivo (o de alto grado). Crece y se expande con rapidez provocando síntomas graves.

– Linfoma indolente (o de bajo grado). Son menos rápidos y agresivos, pudiendo tardar años en aparecer la adenopatía.

El apoyo del tratamiento complementario

Para tratar el linfoma, los métodos habituales son la quimioterapia, la radioterapia, la terapia biológica y la dirigida. De ser diagnosticado con esta enfermedad, será tu equipo médico quien decida el plan de acción a seguir en función de lo desarrollada que esté y de tus características como paciente.

En centros muy especializados como Biosalud Day Hospital, además acompañamos el tratamiento oncológico con tratamientos complementarios que pueden potenciar el sistema inmunitario y reducir los efectos secundarios del tratamiento farmacológico.

Los pilares de un tratamiento complementario son el tratamiento nutricional, inmunogenético e inmunoactivador; la hipertermia molecular, la desintoxicación y oxigenación y el cuidado psicoemocional.

La tasa de supervivencia para las personas con linfoma es del 87 %, esta es una cifra esperanzadora para los pacientes y que nos indica los buenos resultados de los tratamientos de esta enfermedad.

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