Existen en torno a 80 tipos de enfermedades autoinmunes; patologías que se originan por el ataque del sistema inmunitario a las propias células y tejidos del organismo. Pero ¿qué desencadena este ataque? Si bien no podemos hablar de una sola causa, existen factores externos como la alimentación o el estrés, que podrían contribuir a la aparición de las enfermedades autoinmunes.
El estrés es una de las epidemias de nuestro tiempo. Tanto factores físicos -las temperaturas extremas, la falta de sueño, el sobreesfuerzo o las malas posturas- como los factores emocionales y mentales, pueden provocarnos una situación de estrés. El cuidado de un familiar enfermo, el desempleo y los retos en el trabajo o la propia exigencia social de un estilo de vida, contribuyen a este estado que, en muchas ocasiones, es considerado como una condición voluntaria que puede resolverse con facilidad. Pero lo cierto es que el estrés es una patología que puede revestir gravedad.
El estrés puede surgir de forma natural para afrontar situaciones determinadas, de hecho es un mecanismo que se pone en marcha de forma inmediata cuando afrontamos situaciones de peligro. El problema surge cuando vivimos situaciones de la vida diaria, no como episodios negativos que podemos afrontar, sino como situaciones de peligro insuperables y que se prolongan en el tiempo.
¿Qué síntomas provoca el estrés en nuestro cuerpo? Encontramos síntomas físicos como el dolor de cabeza, la tensión muscular, fatiga, problemas intestinales y de sueño. El estado de ánimo y el comportamiento también se ven afectados con síntomas de depresión y ansiedad, falta de motivación, irritabilidad, abuso del alcohol o irregularidad en los hábitos alimentarios, retraimiento social o sedentarismo.
Más allá, se ha relacionado el estrés con el envejecimiento prematuro y con la aparición de las enfermedades autoinmunes. Los telómeros son unas hebras del ADN que se van acortando de forma progresiva con la división celular y su longitud determina nuestra edad biológica. Cuando los telómeros presentan un acortamiento excesivo en relación a la edad cronológica, estamos viviendo un envejecimiento prematuro. Y el estrés es uno de los factores que influyen en este rápido acortamiento.
El funcionamiento “equivocado” del sistema inmune también se ha relacionado con el estrés. En un estudio elaborado con ratones, se detectó que al someterse a un mayor estrés, los ratones liberaban niveles más elevados glucocorticoides, lo que provocaba el mal funcionamiento del sistema inmune.
Cuando el sistema del estrés se activa, este afecta a los sistemas nervioso, inmune y endocrino. Como publica la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SSI), hay una relación entre el estrés y la reducción de la función inmune al darse una menor respuesta proliferativa de linfocitos a mitógenos, descenso de IgM y de la respuesta humoral a la inmunización.
Aunque no se conoce el mecanismo directo por el que el estrés contribuye a la aparición de una enfermedad autoinmune, lo cierto es que la práctica clínica nos dice que gran parte de los pacientes de una enfermedad autoinmune, han atravesado alguna situación de estrés o han vivido en este estado en un medio o largo plazo.
Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association tomó como referencia tres grupos de control con una población de más de 120.000 personas: aquellas sometidas a estrés y otros trastornos de ansiedad, hermanos suyos sin estrés y un grupo de población sin trastornos relacionados con la ansiedad. Durante diez años contabilizaron los diagnósticos de enfermedades autoinmunes y se descubrió que las personas sometidas a estrés tienen un 36 por ciento más de riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades, una cifra que aumenta al 46 por ciento si se trata de personas que padecen un trastorno por estrés postraumático.
Los factores genéticos, emocionales y ambientales se combinan para dar paso a las enfermedades autoinmunes pero su desencadenante puede estar en una infección viral, en factores hormonales o en picos de estrés, entre otros. Los estudios científicos no han encontrado una causa a este tipo de enfermedades que tienen una alta prevalencia: afectan al 4 por ciento de la población femenina y al 2,7 de la población masculina en España. Además, en el 8 por ciento de los casos, los pacientes presentan dos tipos de enfermedades autoinmunes.
En Biosalud Day Hospital desarrollamos tratamientos que inciden en la causa de la enfermedad, no tanto en los síntomas. Si bien es importante conocer y reducir las manifestaciones de la enfermedad para mejorar la calidad de vida de los pacientes, si solo nos fijamos en esos síntomas, no podemos lograr una recuperación sostenible en el tiempo.
La Medicina Biológica se basa en unos principios que consideran todos los factores que influyen en la salud, tanto físicos como emocionales, y utiliza las terapias necesarias para activar las propias fuerzas curativas del organismo.
En las enfermedades autoinmunes, si bien es difícil actuar sobre los factores genéticos, sí se puede actuar sobre el estilo de vida y los factores ambientales que han contribuido a la aparición de la enfermedad. Lo que pretendemos con nuestros tratamientos personalizados es, devolver al sistema inmune, su tolerancia a la normalidad para que no vea como extraños a los propios tejidos del organismo. Por eso, no defendemos los tratamientos con inmunosupresores, que debilitan el sistema inmune para rebajar el nivel de la enfermedad provocando que disminuya su capacidad para defender el organismo ante cualquier otra agresión.