La palabra estrés aparece en nuestras conversaciones a diario, la hemos normalizado y, sin embargo, esconde detrás un problema de salud emocional y físico que puede tener graves consecuencias.
El estrés, según la definición académica, es la “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos, a veces graves”. La tensión puede ser física o emocional, tiene su origen en un “factor estresante” y se manifiesta con ansiedad, incluso cuando el factor estresante no está presente. Es el estrés crónico, un estado de salud con el que podemos llegar a convivir sin darnos cuenta de cómo nos afecta.
Como explica el Dr. Cesáreo Fernández Alonso, Médico especialista en Geriatría. En el Libro del Corazón de la Fundación BBVA, la respuesta del estrés tiene tres fases, la primera es la fase de alarma, cuando la persona reacciona ante el factor estresor. L normal es que haya una adaptación al cambio y una recuperación. Si la respuesta continúa, el individuo se encuentra en una fase de resistencia; es decir, su respuesta de estrés se perpetúa y si esta se cronifica, la persona está en la tercera fase de agotamiento o distrés.
Hay unas señales que nos pueden estar indicando que estamos en una situación de estrés crónico, cambios en nuestros hábitos o molestias que debemos conocer:
- Hábitos: alimentación excesiva o consumo de tóxicos
- Síntomas del estado de ánimo: sensación de fracaso, conducta antisocial, pánico o angustia, mal humor, falta de concentración y de memoria.
- Síntomas fisiológicos: dolores frecuentes, fatiga, febrícula, sudoración, sequedad de boca y garganta, molestias gastrointestinales, disfunción sexual y laboral, insomnio o problemas dermatológicos.
Estos síntomas, que pueden aparecer aislados o acumularse, pueden ocasionar problemas graves de salud con el tiempo:
- Presión arterial alta e insuficiencia cardíaca
- Diabetes y obesidad
- Depresión y ansiedad
- Afecciones en la piel
- Envejecimiento prematuro por estrés oxidativo
- Enfermedades autoinmunes
Pero ¿Cómo llega una persona a esta situación de distrés o estrés patológico? Hay que diferenciar el estrés crónico del trastorno por estrés agudo o el trastorno de estrés postraumático que se producen, de diferente forma, días o semanas después de haber vivido un acontecimiento traumático y sus síntomas tienen una duración determinada. Al tener su origen en un acontecimiento muy concreto y localizado, el pronóstico de este tipo de trastornos es bueno y se trata a nivel psicológico con psicoterapias como el EMDR, específicas para el tratamiento del trastorno por estrés post traumático.
La fase de agotamiento puede originarse porque el agente estresante agudo es muy intenso o sostenido en el tiempo. Además, esta respuesta se debe a trastornos de la personalidad que limitan los recursos de afrontamiento o enfermedades que afectan a la respuesta del sistema nervioso y neuroendocrino, provocando el estrés.
Las mujeres sufren más riesgo de enfermedad cardiovascular por el estrés
El riesgo de enfermedad cardiovascular tiene detrás diferentes causas y parece que afectan más a las mujeres. El sedentarismo (el 22,5 por ciento de las mujeres son sedentarias, frente al 19 por ciento de los hombres), la alimentación o el tabaquismo son factores de riesgo tradicionales y es posible modificarlos. Sin embargo, se apunta a la presión en el trabajo como un factor de riesgo que afecta cada vez a más personas y en mayor medida a las mujeres; las condiciones de trabajo en los aspectos laborales y sociales, la exigencia, además de la conciliación con los cuidados de niños o personas mayores, repercuten en mayor medida en las mujeres.
El riesgo cardiovascular no es la única consecuencia que puede tener el estrés para las mujeres: los problemas en el ciclo menstrual – síndrome premenstrual con síntomas intensos o los ciclos menstruales irregulares – y las dificultades para quedarse embarazadas se asocian a niveles de estrés altos.
Estrategias para afrontar el estrés
¿Qué podemos hacer para liberarnos de la tensión constante? ¿Cómo podemos identificar que estamos afectados por esos factores estresantes? Y es más ¿puede nuestro cuerpo recuperar la salud después de haber sufrido estrés crónico?
Lo primero que tenemos que hacer cuando identificamos el estrés o algunos de los síntomas que hacen más “cuesta arriba” nuestra vida, es acudir al médico. Un tratamiento para el estrés crónico puede tener efectos inmediatos, si es un tratamiento farmacológico, pero debemos tener en cuenta que el estrés crónico está muy relacionado con nuestra personalidad y el afrontamiento de las dificultades, y esto requiere un tratamiento a largo plazo, psiquiátrico y psicológico.
Otra de las claves es recuperar la salud y nuestro organismo. El estrés oxidativo, las afecciones a la piel o al sistema digestivo dejan huella: dificultades para hacer la digestión, falta de sueño, problemas de la piel o un cansancio que se puede recuperar. Con tratamientos que devuelven nuestro equilibrio de manera natural y de forma paralela al tratamiento médico convencional una persona que lleva años sufriendo estrés, puede volver a disfrutar de la vida.