La colitis ulcerosa es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y crónica del intestino grueso que, junto con la enfermedad de Crohn, forma parte de las llamadas Enfermedades Inflamatorias Intestinales.
La colitis ulcerosa afecta a diferentes partes del intestino grueso, especialmente al colon, y presenta características diferentes según la zona afectada por la inflamación aunque lo común es la agresión del sistema inmunitario contra la mucosa del colon que da lugar a una inflamación crónica intestinal (colitis) que va lesionando (ulcerando) el intestino. Esta enfermedad cursa con brotes sintomáticos y periodos de remisión, pero no desaparece salvo que se haga un tratamiento adecuado.
Las enfermedades autoinmunes se caracterizan por tener un fuerte componente genético entre sus causas. En el caso de la colitis ulcerosa, se han identificado hasta 200 genes que pueden estar relacionados con la enfermedad.
Por otra parte, hay unos factores ambientales que desencadenan la enfermedad: alteración de las bacterias intestinales y aumento de la permeabilidad intestinal que desregulan la inmunidad intestinal, causando una respuesta inmunológica exagerada que provoca lesión gastrointestinal.
Sin embrago no podemos afirmar que existe una sola cusa desencadenante. La reacción autoinmune del organismo está detrás de la colitis ulcerosa, pero ¿qué provoca esta reacción? Podemos hablar de factores de riesgo que propician la aparición de la enfermedad.
- En general, la colitis ulcerosa aparece antes de los treinta años. Sin embargo, no se puede descartar que la enfermedad se manifieste en cualquier edad a lo largo de la vida.
- Esta enfermedad es más frecuente en Europa Occidental
- Antecedentes familiares con la enfermedad
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Los síntomas de la colitis ulcerosa pueden variar, dependiendo de la severidad de la inflamación y de donde se produce, y pueden ser además intermitentes. Los médicos suelen clasificar a menudo la colitis ulcerosa de acuerdo a su localización.
Los síntomas que puedes tener si tienes colitis ulcerosa son:
- Diarrea, muchas veces son sangre o pus.
- Dolor abdominal y calambres
- Dolor en el recto
- Sangrado rectal, con pequeña cantidad de sangre con heces
- Urgencia para defecar
- Incapacidad para defecar a pesar de la urgencia
- Pérdida de peso
- Fatiga
- Fiebre
Los tratamientos de medicina biológica se basan siempre en la regulación del sistema inmunitario, desactivar las causas que han puesto en marcha el proceso autoinmune y si es necesario, tratar los síntomas con enzimas antiinflamatorias. Si fuera necesario se inyectaría una vacuna de linfocitos t reguladores.
Cada vez más, la medicina regenerativa puede contribuir a la regeneración de las zonas lesionadas y poder retornar al estado de salud previo a la enfermedad. Con progresiva asiduidad se están empezando a aplicar técnicas que producen una regeneración del tejido. En Biosalud desarrollamos protocolos de tratamiento personalizados.
Los tipos de colitis ulcerosa podrían definirse en función de su extensión y gravedad, aunque también es importante definir la zona del intestino grueso a la que afecta son
- Proctitis ulcerosa. La zona inflamada es el recto, la parte más cercana al ano, y suele manifestarse con sangrado, aunque en muchas ocasiones este es el único síntoma de la enfermedad.
- La inflamación afecta el recto y al extremo inferior del colon. La colitis en esta zona cursa con diarrea, sangre en las heces, dolor y calambres y dificultad para defecar.
- Colitis izquierda.Estos mismos síntomas, así como una pérdida de peso, se presentan cuando la inflamación afecta al colon sigmoide y el colon descendiente.
- Cuando la inflamación afecta a todo el colon, cursa con diarrea y sangre en las heces, dolor y calambres abdominales, pérdida de peso y cansancio o fatiga.
- Colitis ulcerosa aguda grave. Es la menos frecuente pero la que afecta en mayor medida la calidad de vida de las personas que la padecen ya que, además de los síntomas de la pancolitis, los pacientes tienen gran dificultad para comer.
En Biosalud buscamos el diagnóstico causal de la enfermedad para llevar a cabo un tratamiento eficaz que vaya más allá de los síntomas. Frente a la inexistencia de tratamientos definitivos en medicina convencional contra esta dolencia, la medicina integrativa nos ofrece la posibilidad de detectar la causa que realmente ha ocasionado el proceso autoinmune y por tanto, tratarlo.
Gracias a nuestros análisis y pruebas específicas, lo que observamos con frecuencia es que los pacientes con colitis ulcerosa presentan varias infecciones intestinales o un aumento de los gérmenes a nivel del hilio terminal y otras veces con patología reactivada de tipo vírico que ocasión presenta también un cansancio importante en el paciente.
No, solo afecta a la parte del intestino grueso que va desde el ano, por el recto, hasta su inicio, el ciego. El resto del tubo digestivo no resulta afectado por la enfermedad, lo cual diferencia la colitis ulcerosa de la enfermedad de Crohn. No obstante, la colitis puede tener repercusiones significativas en otras partes del organismo.
El desarrollo de esta enfermedad en España y en otros países industrializados resulta de factores genéticos y factores ambientales, como reconoció el presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), Enrique Domínguez. El estrés, la alimentación que llevamos y nuestro ritmo de vida son factores ambientales que pueden determinar la aparición de colitis ulcerosa, quizá no uno por uno, pero sí todos juntos.
Aunque no se ha demostrado aún su relación con un microorganismo concreto, la opción más lógica es que la colitis se desarrolle por una infección, quizá una sin importancia, pero que provoca el error en el sistema autoinmune. En Biosalud, siempre decimos que la causa está en el intestino y siempre, también, tenemos la sospecha de que una infección como el Lyme, que simula otras enfermedades, podría estar detrás. Y el Lyme sí que tiene importancia. Los genes del cromosoma 6 que contribuyen a la constitución del sistema inmune se han relacionado también con la colitis ulcerosa. Pero tiene que haber algo más que inicie esta enfermedad y no basta sólo con esta predisposición genética.
La prevención en las enfermedades autoinmunes cumple con un mismo patrón. Hay una carga genética inevitable y unos factores externos que activan esta carga. Estos factores externos como la acumulación de metales pesados, productos químicos tóxicos o la dieta sí dependen de nuestro estilo de vida. Evitar la toxicidad y llevar una dieta baja en alimentos refinados y en harinas blancas, azúcar o productos industriales, y rica en verduras y proteínas de alta calidad, así como mantener equilibrado el pH y no sufrir stress oxidativo son medidas preventivas que podemos realizar.
La prevención en las enfermedades autoinmunes cumple con un mismo patrón. Hay una carga genética inevitable y unos factores externos que activan esta carga. Estos factores externos como la acumulación de metales pesados, productos químicos tóxicos o la dieta sí dependen de nuestro estilo de vida. Evitar la toxicidad y llevar una dieta baja en alimentos refinados y en harinas blancas, azúcar o productos industriales, y rica en verduras y proteínas de alta calidad, así como mantener equilibrado el pH y no sufrir stress oxidativo son medidas preventivas que podemos realizar.
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