Más del 70 por ciento de la población española piensa que su estado de salud es bueno o muy bueno. Y muchas de ellas conviven con una enfermedad crónica; estas patologías afectan al 45 por ciento de las personas mayores de 15 años. Pero ¿tenemos que resignarnos a vivir con na patología crónica? La medicina biológica, nos da respuestas.
La mayor amenaza para la salud humana son las enfermedades crónicas. Así lo estima la Organización Mundial de la Salud que pone en relación este tipo de patologías con la inflamación crónica y anticipa que en los próximos 30 años esta asociación afectará a millones de personas.
Cuando hablamos de enfermedades crónicas, hablamos de procesos que duran 3 meses o más, por lo que es un término que engloba un elevado número de patologías. En España, el 45 por ciento de la población mayor de 15 años se ve afectada por una patología crónica. Esta cifra se multiplica conforme sube la edad de las personas; el 70 por ciento en mayores de 65 años que pueden tener 4 procesos crónicos al mismo tiempo.
Según la Encuesta Nacional de Salud 2017, los problemas de salud crónicos más frecuentes son:
• Hipertensión arterial
• Dolor de espada crónico lumbar
• Colesterol
• Artrosis
• Alergia crónica
• Dolor de espalda crónico (cervical
• Varices en la spiernas
• Dolor de cabeza o migraña
• Diabetes
• Ansiedad crónica
• Depresión
• Problemas de tiroides
• Cataratas
• Asma
• Enfermedad pulmonar obstructiva cónica
Este tipo de enfermedades son muy diferentes entre si, pero pensemos en lo que significa vivir con una enfermedad durante periodos prolongados de tiempo: cuidados especiales y medicación y controles constantes. ¿Es todo lo que podemos hacer para promover la salud?
¿Cómo afectan nuestros hábitos de vida en las enfermedades crónicas?
Que los hábitos de vida saludables ayudan a prevenir enfermedades es un hecho; la alimentación, el ejercicio físico, el estrés, el consumo de tabaco y alcohol o el entorno en el que vivimos son factores que sabemos que pueden condicionar nuestra salud. Sobre algunos de ellos podemos actuar directamente, cada día elegimos lo que comemos, decidimos si queremos fumar o no o tomamos medidas para controlar el estrés y descansar bien.
Sin embargo ¿cuáles son nuestros hábitos de vida? El 40 por ciento de las mujeres no realiza ningún tipo de ejercicio. Este sedentarismo afecta al 34 por ciento de los hombres. Aunque realizan más actividad física, el 50 por ciento de los hombres bebe alcohol de forma habitual y el 24 por ciento fuma a diario. 24 por ciento de mujeres consume alcohol de forma habitual y el 19 por ciento fuma diario. En cuanto a la alimentación, casi la mitad de la población no consume fruta o verdura a diario.
¿Podemos relacionar los hábitos de vida con las enfermedades crónicas? Sí que están relacionados pero no siempre podemos establecer una relación causal directa. Desde la perspectiva de la medicina biológica entendemos que las enfermedades tienen un origen multicausal y el estilo de vida puede ser un desencadenante. Sí que es cierto que nuestro entorno, la contaminación, los tóxicos que actúan como disruptores endocrinos...están modificando la prevalencia de enfermedades y en la consulta vemos como cada día más, los pacientes padecen alergias y enfermedades autoinmunes.
La inflamación crónica, un factor de riesgo
La inflamación es la respuesta de nuestro sistema inmunitario para frenar el avance del daño en nuestro organismo. Este proceso además permite restaurar tejidos y reparar el daño y está localizado en esa parte de nuestros tejido que se ha visto atacada por un agente externo.
Este debería ser el proceso normal, sin embargo a veces no hay lesión y sí inflamación, o la inflamación no termina cuando debería. Esto es la inflamación crónica y es un factor de riesgo para la aparición de enfermedades crónicas como el cáncer o las autoinmunes. ¿Cuál es la causa de la persistencia de esta inflamación y cómo la localizamos?
En primer lugar podemos ver que la inflamación crónica es la respuesta a infecciones que no se han curado, por una respuesta inmunitaria anormal o incluso condicione como la obesidad. Por otra parte, hay inflamaciones crónicas que no presentan síntomas aparentes y otras, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn sí están definidas y se pueden diagnosticar. Esto nos da una ventaja para la prevención de enfermedades.
La inflamación crónica es una disfunción que abre el paso a las enfermedades crónicas y el reto es diagnosticarla. Hasta ahora, sólo se conocen unos pocos biomarcadores que indican inflamación, como una proteína que se encuentra en el plasma sanguíneo, pero se debe avanzar en la identificación de sustancias del sistema inmunológico que pueden indicar inflamación crónica.
Según un artículo publicado en la revista Nature Medicine por un grupo de expertos que comprende científicos de los Institutos Nacionales de Salud de USA y de universidades como Stanford, Harvard, Columbia o Londres, las enfermedades relacionadas con la inflamación causan el 50 por ciento de las muertes en todo el mundo.
En esta publicación se describen cómo la inflamación persistente y severa tiene un papel fundamental las enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, enfermedad renal, enfermedad del hígado graso no alcohólico y trastornos autoinmunes y neurodegenerativos. A la importancia de avanzar en el diagnóstico de esta inflamación, añaden la importancia de la prevención que sólo puede lograrse si estamos sensibilizados sobre los factores de riesgo de la inflamación:
- Obesidad
- Inactividad física
- Aislamiento Social
- Estrés crónico
- Sueño inadecuado o insuficiente
¿Qué puede hacer la medicina biológica por los pacientes crónicos?
La medicina biológica aporta un enfoque del diagnóstico que completa al de la medicina convencional. Más allá de la relación síntoma- diagnóstico- tratamiento, buscamos las causas de esos síntomas y la interrelación entre ellos. ¿Qué ha podido activar una enfermedad? ¿De dónde viene uno u otro síntoma? Son preguntas que debemos hacernos para actuar de manera eficaz.
El Dr. Mariano Bueno, director médico de Biosalud Day Hospital lleva más de 30 años tratando enfermedades crónicas y afirma que hay una serie de factores comunes a estas patologías como es el estrés oxidativo, el equilibrio de la flora intestinal o la actividad mitocondrial, entre otros.