Cuando la enfermedad de Lyme infecta el cerebro, se da lo que se conoce como neuroborreliosis. Se desarrollan semanas o incluso años más tarde, y son resultado de la diseminación de la enfermedad. La diseminación temprana de la enfermedad puede causar múltiples erupciones y sarpullidos, parálisis de Bell y otras neuropatías craneales, meningitis, meringoradiculitis, carditis, linfadeno- patía y artralgia.
Principales síntomas neurológicos de la enfermedad de Lyme
Entre el 15% y el 40% de los pacientes afectados de Lyme sufren desórdenes neurológicos debido a la infección. Aquellos que se presenten en las fases tardías de la enfermedad pueden ser bastante graves, con alta morbilidad y pocas expectativas de éxito en el tratamiento.
Las dolencias neurológicas incluyen neuropatías sensoriales periféricas, neuropatías craneales y motoras, disfunciones motrices así como encefalopatías, trastorno del movimiento y otras dolencias neuropsiquiátricas.
Además, en zonas endémicas, la enfermedad de Lyme está implicada en el 50% de los casos infantiles de parálisis de Bell.
En Estados Unidos, la inflamación de articulaciones y desordenes del sistema nervioso son consideradas como síntomas tardíos debidos a la diseminación de la enfermedad de Lyme. Aunque los síntomas articulares pueden afectar a cualquier articulación, las rodillas son lo más habitual. Hasta un 60% de los pacientes no tratados experimentarán síntomas articulares.
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