¿Te preocupa lo que comes? Si eres una persona interesada por tu dieta, seguro que has oído hablar de los sulfitos. Aunque no se consideran perjuciciales para la salud en cantidades autorizadas, sí que pueden afectarnos.
Los sulfitos están presentes en la mayor parte de los alimentos envasados que consumimos. Ayudan a conservar los alimentos al prevenir la oxidación de aceites y grasas, a mantener su color e incluso favorecen el crecimiento de bacterias.
Los sulfitos son aditivos derivados del azufre, que se añaden como conservantes a un gran número de alimentos y bebidas como el vino. La Unión Europea tiene reconocidos 8 tipos de sulfitos en la alimentación, que se conocen con la combinación de un número y una letra, entre el E220 y el E228. De esta forma son fácilmente identificables en las etiquetas de los alimentos que compramos cada día.
Pero los sulfitos no son solo aditivos sino que hay alimentos que los generan por si mismos en un proceso natural de fermentación. Eso sí, la concentración suele ser baja así que para favorecer la conservación, suelen añadirse aditivos químicos.
Los sulfitos que se añaden a los alimentos tienen como objetivo principal prevenir la aparición de bacterias que puedan dañarlos. Además, también ayudan a conservar su color, y a blanquear los almidones. También hay que tener en cuenta que, gracias a su composición química, son capaces de reducir el riesgo de oxidación en aceites y productos grasos.
En la compra del día a día, podemos encontrar sulfitos en vinos y mostos para evitar que desarrollen levaduras y bacterias que los deterioren. También se usan en salsas y productos preparados con el mismo fin. Además, los productos cárnicos preparados, como las salchichas, los contienen para asegurar su conservación y mantener su color.
De hecho, los sulfitos juegan un papel importante a la hora de mantener el color de los alimentos y hacerlos más atractivos a los consumidores, como en el caso de los crustáceos (que se oscurecen mucho) y las frutas desecadas.
¿Cómo pueden afectar los sulfitos a tu salud?
Suele ponerse en cuestión el uso de sulfitos porque se considera que pueden ser dañinos para la salud. Para las autoridades sanitarias, todos los aditivos que se añaden a los alimentos deben ser, por definición, inocuos, y además la legislación determina la cantidad permitida de su uso, siempre por debajo de los niveles que puedan presentar algún problema.
En cualquier caso debe tenerse cuidado con estas sustancias ya que pueden provocar reacciones alérgicas o de intolerancia al tomar este tipo de aditivos. Por este motivo los alimentos que los contienen en una proporción mayor de 10 mg/Kg deben indicarlo en su envase para avisar de una posible reacción.
Además, hay que tener precaución ya que los sulfitos interfieren en la asimilación de otras sustancias. Por ejemplo, no pueden añadirse en productos que contengan una gran cantidad de vitamina B1, ya que la descomponen y, en consecuencia, evitan que la podamos asimilar correctamente en nuestro organismo.
En cambio, en el caso de los alimentos con un alto contenido en vitamina C, el uso de este tipo de aditivos ayuda a la conservación de este nutriente. Por lo tanto, resulta positivo.
Desde la perspectiva de la medicina biológica, los alimentos frescos y no procesados son la mejor propuesta de alimentación. De hecho, en el método Biosalud la alimentación es una parte importante del tratamiento que nuestros pacientes se comprometen a seguir en casa. Nuestra recomendación siempre pasa por el consumo de alimentos ecológicos, sin azúcares ni aditivos.
Por otra parte, el diagnóstico y tratamiento de las alergias e intolerancias alimentarias, es una especialidad en la que hemos profundizado con buenos resultados y consideramos relevante analizar ya que cada vez es mayor el número de personas que se ven afectadas por estas patologías que revelan fallos en el sistema inmunitario.
La regulación alimentaria para mantener cantidades de sulfitos
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición establece, por normativa, los alimentos que pueden contener legalmente sulfitos y otros aditivos, así como regula la cantidad de su aplicación.
El Reglamento Europeo 1169-2011 establece los 14 aditivos que es obligatorio notificar en las etiquetas de los alimentos, ya que pueden tener un potencial alérgeno. En esta lista, se incluyen los sulfitos en cantidades superiores a 10 mg/Kg o 10 mg/L.