La Espondilitis Anquilosante o enfermedad de Bechterew es una enfermedad autoinmune que cursa como una forma crónica de artritis localizada en la columna vertebral y en su base, donde conecta con la pelvis. Esta enfermedad evoluciona hacia una rigidez progresiva de la columna, por lo que es conocida como el síndrome de Guillermo Tell.
La Espondilitis Anquilosante forma parte de las enfermedades llamadas espondiloartritis, entre las que se encuentran la Espondilitis Anquilosante, artritis reactivas, artritis psoriásica o la artritis de la enfermedad inflamatoria intestinal.
Las espondiloatritis comparten causas y síntomas, siendo el factor genético determinante, como sucede en otras enfermedades autoinmunes. Los familiares de primer grado de un paciente con espondilitis, tienen un mayor riesgo de padecer espondilitis.
De hecho, hay estudios que relacionan el gen HLA-B27 con el 90 por ciento de los casos (dentro de una muestra de ascendencia anglosajona).
Además, hay evidencias, y todavía se está estudiando, de que una infección bacteriana podría estar detrás de la espondilitis.
Las principales características sintomáticas de la espondilitis anquilosante son: la inflamación de la columna vertebral que provoca dolor y rigidez progresiva de la zona, sobre todo a nivel cervical. Es lo que se conoce como el síndrome de Guillermo Tell.
Se puede llegar a perder la movilidad del cuello de tal manera que no puede girarse hacia ningún lado, teniendo que volver el cuerpo completo para mirar a los lados y hacia atrás.
Otra de sus características más significativas es que los pacientes que la padecen no pueden estar más de 5 horas seguidas en la cama, tienen que levantarse por el dolor que no se les pasa salvo poniéndose en movimiento.
Estos síntomas surgen de forma periódica y los pacientes pasan largas temporadas con una vida normal y sin dolor.
El tratamiento consta de dos partes: por un lado, trataremos el dolor; por otro, procederemos a regular el sistema inmunitario.
– Tratamiento local del dolor: aplicaremos técnicas como la hipertermia, la mesoterapia, la crioelectroforesis, la terapia neural…, que no provocan efectos secundarios y sí actúan con la máxima eficacia para controlar el dolor.
– Tratamiento de la enfermedad de fondo: Vamos a regular el sistema inmunitario de manera que deje de agredir. Y aunque no podremos recuperar la normalidad en esas articulaciones que han estado tanto tiempo inflamadas, pero sí podemos parar la enfermedad.
En muchas ocasiones, la Espondilitis Anquilosante está relacionada con alteraciones a nivel dental. Es muy importante hacer un estudio sobre todo de los cordales. Es muy frecuente que pacientes que padecen Espondilitis Anquilosante, tengan a su vez algunos cordales incluidos (alguno de ellos e incluso hasta los cuatro), por lo que el tratamiento puede implicar la extracción de dichos cordales para controlar la enfermedad.
Desde nuestro departamento Biosalud Análisis y con la colaboración de laboratorios internacionales, podemos analizar parámetros muy específicos que nos permiten encontrar todos los factores que influyen en la enfermedad así como su alcance. En Biosalud, comenzamos buscando las causas que han ocasionado que esa carga genética se haya activado e investigamos los factores ambientales para diseñar un protocolo de tratamiento personalizado.
Esta enfermedad se caracteriza por tener una carga genética con una HLA B26+ en la mayoría de los casos. Este factor, unido a los factores externos y a un desajuste del sistema inmunitario provoca la inflamación articular que puede derivar en la unión de las vértebras.
La Espondilitis Anquilosante se caracteriza también porque aparece en personas jóvenes, sobre todo hombres en torno a los 35 años y se recomienda, para una mejora de los síntomas y alivio de la rigidez, la práctica del deporte que mantenga la musculatura del tronco fuerte y elástica. Esta es una enfermedad frecuente que afecta a 7 de cada 100.000 personas en España.
La prevención en las enfermedades autoinmunes cumple con un mismo patrón. Hay una carga genética inevitable y unos factores externos que activan esta carga. Estos factores externos como la acumulación de metales pesados, productos químicos tóxicos o la dieta sí dependen de nuestro estilo de vida. Evitar la toxicidad y llevar una dieta baja en alimentos refinados y en harinas blancas, azúcar o productos industriales, y rica en verduras y proteínas de alta calidad, así como mantener equilibrado el pH y no sufrir stress oxidativo son medidas preventivas que podemos realizar.
Si sientes dolor y rigidez progresiva de la columna, sobre todo en la zona cervical, durante más de dos semanas o un periodo más prolongado, consulta con Biosalud Day Hospital. Estamos especializados en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes.
Te atenderemos en nuestras instalaciones en Madrid y Zaragoza