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El brócoli, potente anticancerígeno

El brócoli, potente anticancerígeno

 

El brócoli es una planta de la familia de las llamadas crucíferas, como la coliflor, el repollo, la col de Bruselas o el colinabo.

Uno de sus componentes es la glucorafanina, que puede ser convertida en sulforafano, aunque los efectos beneficiosos del brócoli se minimizan de manera importante si el vegetal es hervido. De hecho, es recomendable cocinar el brócoli al vapor durante un máximo de dos minutos para conservar en integridad sus principios activos.

Y es que estas verduras contienen compuestos llamados glucosinolatos que se convierten enzimáticamente en isotiocianatos por una enzima de la planta llamada mirosinasa, que se libera después de romperla, cortarla o masticarla. Las enzimas presentes en el tracto intestinal de los mamíferos también pueden catalizar esta conversión. El brócoli contiene altas cantidades de un glucosinolato llamado glucorafanina, que se convierte en el isotiocianato, sulforafano.

El brócoli también es una extraordinaria fuente de indol-3-carbinol, un compuesto químico que repara el ADN de las células y paraliza el aumento de las células cancerígenas.

No obstante, hay que puntualizar que el sulforafano lo contienen, de entre las coles, sobre todo los brécoles , variando la cantidad y por lo tanto la efectividad de la sustancia según la especie de planta usada y las condiciones climáticas donde se ha cultivado, aparte de lo ya mencionado sobre su cocción.

En este sentido, la glucorafanina se encuentra en cantidades significativas en los brotes de brécol de 3 días donde se llega a los 250 miligramos de sulforafano en 100 gramos.

El sulforafano, eficaz contra una de las enfermedades más mortíferas, el cáncer

Como ya hemos visto, el brócoli tiene altos porcentajes de sulforafano, un compuesto químico, objeto de numerosos estudios científicos en los que se ha demostrado que es un potente anticancerígeno.

El sulforafano ayuda a prevenir el cáncer en todas sus etapas, desde la inicial de reproducción celular descontrolada, hasta la metástasis. Los isotiocianatos y los glucosinolatos del brócoli, vegetal perteneciente a la familia de las crucíferas, actúan neutralizando los efectos potencialmente cancerígenos  de muchas sustancias del medio ambiente. Los isotiocianatos aumentan la actividad de las enzimas de fase I y fase II, las cuales realizan un complicado mecanismo destoxificador y antioxidante en nuestro cuerpo.

El sulforafano, válido para luchar contra el cáncer de pulmón

Concretamente, hay un tipo de cáncer, con muchas tasas de mortalidad, en el que el compuesto estrella del brócoli, el sulforafano, se ha demostrado especialmente eficaz. Es el cáncer de pulmón, actualmente causado en muchos casos por el tabaquismo.

El sulforafano no sólo activa las enzimas de la fase II, creadas por las células humanas para acabar con los productos carcinogénicos y oxidativos, sino que además, según estudios en la Universidad de Hopkins en 1992, dirigidos por el Dr. Talatay, activa la proteína NFR2, que tiene una potente acción antioxidante en el organismo. Y más adelante, en el año 2008, el Dr. Malhotra y su equipo demostraron que el sulforafano reestablece la señalización del NFR2 reducida por el humo del tabaco sobre la proteína estabilizadora DJ-1.

El cáncer de pulmón puede considerarse un proceso degenerativo en el nivel del ADN que transforma en células tumorales las células epiteliales pulmonares, a lo que se denomina carcinoma. Los carcinomas pulmonares producen muchísimas muertes cada año. Y no es que haya cientos de clases de enfermedades aglomeradas bajo el término cáncer sino que se trata de una única patología que se expresa en distintos órganos.

Respecto a las investigaciones de la influencia positiva de la ingesta de brócoli para combatir el cáncer de pulmón, hay que citar también las realizadas en ratones. Más concretamente, habría que mencionar la investigación de C.C. Conaway en 2005, averiguando que bastan 1,5 y 5 mg de sulforafano al día administrado a ratones para paralizar el desarrollo de adenocarcinomas. Y en 2011, los doctores W. Starrett y D.J. Blake publicaron un trabajo en Journal of Imnunotoxicology en el que observaron que con apenas 3 mg al día de sulforafano en ratones son suficientes para activar la vía de señalización del NFR2.

Asimismo, el sulforafano ayuda en la producción de péptidos que posibilitan la reparación de proteínas celulares dañadas y dificulta el desarrollo de los tumores al ser antiangiogénico.

Prevención del cáncer colorectal

En las células cancerosas humanas cultivadas, el sulforafano puede inducir apoptosis (muerte celular programada) y detiene el ciclo celular, ambos de los cuales son de importancia crítica en la prevención de crecimiento del tumor. El sulforafano induce las llamados enzimas de la fase II, que son parte de la vía de «desintoxicación» que las células utilizan para activar carcinógenos químicos potencialmente dañinos en formas inofensivas que pueden ser excretados. Por lo tanto, el sulforafano podría ayudar a eliminar los carcinógenos potenciales, evitando la etapa de iniciación de la formación de tumores. Sin embargo, este mecanismo no explica algunos de los otros efectos del sulforafano, tales como la activación de las células cancerosas a morir. En las células el ADN se envuelve alrededor de proteínas llamadas histonas. Esto permite a la célula de manera eficiente empaquetar o embalar el ADN y controlar la expresión de genes específicos

Las histonas tienen «colas» que pueden determinar cómo el ADN es accesible a los factores de transcripción, los cuales son proteínas que se unen a regiones específicas del ADN llamados promotores. En una secuencia de ADN, los promotores se colocan antes del gen real y contienen secuencias específicas reconocidas por factores de transcripción. Dependiendo de las secuencias y los factores de transcripción, el gen se enciende o se apaga. Cuando un gen está activado, se hace el producto proteico del gen.

Las colas de las histonas pueden ser modificadas por adición o eliminación de grupos acetilo. La adición de estos grupos resulta en el movimiento de la cola fuera del ADN,  lo que permite a los factores de transcripción interactuar con el ADN. Cuando los grupos acetilo se eliminan de la cola de la histona, esta se envuelve alrededor del ADN más fuertemente, por lo que el ADN no puede interactuar con factores de transcripción. Una histona acetilada se asocia con el ADN que tiene genes que están activos, o encendidos. A la inversa, una histona desacetilada se asocia con el ADN que tiene los genes que están inactivos, o apagados. Este interruptor entre los genes activos e inactivos es controlado por dos grupos de proteínas llamadas histonas acetiltransferasas, que añaden grupos acetilo de las histonas, e histonas deacetilasas (HDAC), que eliminan grupos acetilo de las histonas.

Las células contienen genes supresores de tumores, cuya función es impedir que las células se conviertan en cancerosas. En las células cancerosas y precancerosas estos genes están asociados con las histonas desacetiladas, lo que se traduce en su inactividad. En teoría, si las HDAC pueden ser inhibidas, estos genes supresores de tumores se pueden activar de nuevo.

Cuando se vuelven a activar los genes supresores de tumor, la progresión del cáncer en las células puede ser detenida y las células de cáncer puede morir. Ya se han descubierto varios inhibidores de HDAC. Dado que las características estructurales de sulforafano son similares a los de los inhibidores de HDAC conocidos, el sulforafano puede ejercer su actividad quimiopreventiva través de la inhibición de las HDAC.

Sería bueno investigar otras sustancias naturales presentes en los alimentos que  también puedan inhibir la HDACs. Algunos de éstos son la alicina del ajo, los butiratos, la biotina y el ácido lipoico.

Estos resultados eran reproducibles en células de cáncer de colon humano cultivadas, incluyendo un aumento en los niveles de una proteína supresora del tumor.

Además, la Dra. Lina Mastrangelo en la Universidad de East Anglia en Reino Unido, trabajando con células de cáncer de colon in vitro, descubrió que el sulforafano también combate los receptores celulares 5HT de serotonina, parando por tanto la evolución del tumor.

Cáncer de mama: reducción del riesgo con el consumo de brócoli

Hemos dicho antes que el brécol y su componente esencial, el sulforafano, es un potente anticancerígeno tanto en las etapas iniciales del cáncer como en las finales.  Y su acción incluye a bastantes tipos de cáncer, entre ellos también el cáncer de mama.

En esta línea, en 2003, en la Vanderbilt University de Tennessee en EE.UU, se realizó un trabajo científico encabezado por J.H. Fowke, conforme al que la toma de crucíferas promueve la creación de enzimas de la fase II y la muerte de células tumorales, pero además, con el cambio en el metabolismo hormonal, se regulan los estrógenos y se estabiliza la reproducción celular.

En definitva,las mujeres que consumen habitualmente brócoli y verduras de esta familia tienen un riesgo notablemente menor de padecer cáncer de mama.

Muerte programada de las células del cáncer

El sulforafano, además de su efecto sobre la histona desacetilasa, que ya hemos abordado, también da impulso a determinados genes supresores de los tumores y produce la metilación del gen ciclin  D2, que, al fin y al cabo, lo que hace es proyectar una apoptosis o muerte celular programada, en este caso, de las células cancerígenas. Esto ha sido objeto de investigación en células tumorales de próstata, pero se podría generalizar a otros tipos de cáncer, como el  cervical o el de páncreas.

Efecto del consumo de brócoli sobre otras enfermedades.

El Dr. X.Haristoy, de la Universidad francesa de Nancy, en 2003, publicó un trabajo en el que se comprueba que el sulforafano tiene un efecto antibiótico, llegando a eliminar la bacteria Helicobacter pylori, que previamente se había infectado en ratones.

Para los enfermos de la diabetes tipo II,  el brócoli es un alimento muy conveniente, ya que aumenta la lipasa bloqueando la progresión de los adipocitos.

Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes del sulforafano reducen los procesos de creación excesiva de glucosa en sangre y mejoran la velocidad de conducción nerviosa.

Como resumen, podemos afirmar que el brócoli tiene efectos de prevención de muchas enfermedades, además del cáncer, como, por ejemplo:

  • Protección renal
  • Artrosis
  • Anomalías cardiovasculares
  • Efecto neuroprotector
  • Asma
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, padecida por muchos fumadores

La mejor forma de consumir el brécol

Es importante repetir que no todas las coles son tan ricas en sulforafano como los brotes de brócoli.

A la hora de su preparación, es recomendable no cocerlo durante más de tres minutos a una temperatura alta, ya que esto hará que la mirosinasa no convierta la glucorafanina en sulforafano, reduciendo su potencial entre un 30 y un 60 por ciento.

Brócoli, forma de cocinarlo

Igualmente, si escaldamos el brócoli antes de congelarlo perderemos el efecto transformador de la mirosinasa y con ello sus propiedades terapeúticas fundamentales.

La mejor manera de comer el brócoli es cocinarlo al vapor durante un corto período de tiempo de aproximadamente 2 minutos o hacerlo a la plancha.

Las personas ya diagnosticadas con una enfermedad de las citadas pueden optar por el consumo de un concentrado de sulforafano. Decir  que conviene acompañarlo de un vaso de agua alcalina y nunca con zumos, ya que el ácido de los mismos no permite la hidrólisis de este compuesto.

Incorpora a tu dieta habitual el brócoli en ensalada o con cocción breve, vivirás más y mejor.

 

Mariano Bueno

Dr. Mariano Bueno y su equipo

3 comentarios en «El brócoli, potente anticancerígeno»

  1. Interesante artículo; sobre todo en lo concerniente a la forma de preparación del brócoli para su consumo con fines de prevención o terapia anti cancerígena.

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